8 de septiembre de 2011

Réquiem por un ciclista

Desde la pausa que hice en el diarismo hace unos meses había tenido cuidado en limitar el estrés mediante la dosificación cuidadosa de mi monitoreo de noticias... pero ayer, a lo largo de todo el día y mientras editaba un video, estuve leyendo, escuchando y viéndolas en televisión.

Así fue como me enteré del atropellamiento de un ciclista en un cruce de calles en Vallejo, por parte de un conductor que no respetó las señales de tránsito. Vi la llanta delantera torcida, y el cuerpo del hombre tendido en el piso, cubierto con una sábana. Las imágenes con las que yo hubiera tenido que trabajar si estuviera cubriendo el suceso. Algo parecido a lo que vi la primera vez, que siendo niña, vi un muerto "en vivo".

Casi a las 3 de la mañana mi computadora se negó a seguir trabajando y entonces me fui a dormir. Y tan pronto desperté, busqué la información... y nada. Así que no tengo más detalles. Pero más que los comentarios del denostado Ángel Verdugo, quien con "ironía" llamó a aplastar a los ciclistas, que según él somos extremadamente soberbios y "una plaga" en la ciudad, recordé la discusión que tuve hace poco con un taxista que me llevó al Centro.

Despotricaba el conductor contra el Jefe de Gobierno y sus preferencias no sólo urbanísticas, sino supuestamente sexuales, el Metrobús, el Segundo Piso... y por supuesto, su promoción al ciclismo urbano. "¡Que se vayan por los carriles confinados!", decía el señor del volante, ante lo cual no pude, por más que intenté, quedarme callada.

Existe un debate entre mis amigos ciclistas: ¿quiénes son más bestias, los taxistas o los conductores de peseros? La mayoría opina que los peores son los taxistas, especialmente por la forma en que se te cierran a toda velocidad para detenerse en seguida a "cargar pasaje"... por supuesto no sólo faltando al reglamento de tránsito... sino sin darse cuenta de que, además de que nuestro modo de transporte represente una economía tanto en las emisiones de carbono como en los espacios para el tránsito vehicular, ¡NO TRAEMOS CARROCERÍA!

Ojalá la noticia de esta muerte y la perspectiva de su importancia no se perdiera, como muchas, como casi todas... después de su fugaz difusión.

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